Warm Up - Segunda Parte

Hace un tiempo, en un post anterior, también sobre el warm up, hablábamos de la importancia de preparar el cuerpo y la mente para la sesión de estudio o el concierto.
Relajar el cuerpo, respirar para relajar la mente, y demás ejercicios propuestos son de vital importancia para el desarrollo y la proyección de nuestro sonido.
Ahora bien, no todo termina con preparar nuestro cuerpo. Una vez que estamos físicamente listos para comenzar, tenemos que preparar la musculatura de nuestra cara, nuestros dedos, y "armar" nuestro sonido.
Todos sabemos que temprano, a la mañana, las primeras notas que producimos no siempre son las más "felices".
Necesitamos preparación. Por esto, James Galway propone esta rutina de ejercicios, luego de precalentar nuestro cuerpo, y antes de comenzar con nuestros ejercicios diarios.


En resumen, un warm up completo, que incluya nuestro cuerpo, mente y sonoridad, consistiría en:
- Respirar, moverse, centrarse
- Especificar objetivos
- Armar el instrumento de manera inteligente
- Ejercicios diarios de sonido recomendados por Sir James

Parecen muchos pasos, pero todo junto no debería sobrepasar los 20-25 minutos. Al principio cuesta fijar la costumbre, pero una vez pasado el tiempo, nos damos cuenta que, gracias a esta rutina completa, todo nuestro plan de estudio se vuelve más fructífero, y logramos más fácilmente los objetivos que nos proponemos.

Pónganlo en práctica, y en los comentarios cuenten si les sirvió o no, y por qué... la experiencia flautística la construimos entre todos!!



Nota: el warm up es una rutina personal, que cambia constantemente con el paso del tiempo. Pero los ejercicios acá propuestos son un buen punto de partida para generar un warm up personal. Personalmente, yo comienzo con sonidos largos, ascendiendo y descendiendo por semitonos. Luego hago los ejercicios de armónicos propuestos por Trevor Wye para centrar la embocadura (ya habrá un post dedicado a esto) y notas largas con frullatto para ajustar el caudal de aire.

Respiración 2 a 1

"La respiración 2 a 1 ayuda a reducir, coordinar y estabilizar la actividad del cerebro y el sistema nervioso." -John Clarke
Respirar es un acto inconciente que realizamos todos los seres vivos. Pero los músicos tenemos que llevar este acto hacia la conciencia, para poder optimizarlo y ponerlo al servicio de nuestra música. 
Este tipo de respiración 2 a 1 es una poderosa herramienta que nos ayuda a restablecer el equilibrio interior y la creatividad. El ejercicio de respiración que voy a explicar más abajo,  provoca una respuesta inmediata: calma los ánimos, y también la  lucha o huida provocada por la activación de los nervios.

Este es el ejercicio:

Sentarse cómodamente, liberar la tensión de los hombros, el cuello y la mandíbula. Cerrar los ojos, dejar que la columna vertebral se alargue, y exhalar completamente.
  • Para calmar la mente, inhalar por la nariz, en silencio y profundamente hacia el abdomen.
  • Exhalar suavemente durante el doble de tiempo que duró la inhalación. (por ejemplo, si inhalamos en 4 tiempos, exhalamos en 8 tiempos)
  • Repetir.
Continuar los ciclos durante 5 a 10 minutos. Al principio tal vez provoque un poco de mareos: si es así volver a respirar normalmente y retomar el ejercicio al día siguiente. Es probable que durante este ejercicio, se nos vengan a la cabeza todos los problemas que tuvimos o que suponemos que vamos a tener durante el día:  tratar de eliminarlos, dejar la mente en blanco y con serenidad centrarse en la respiración y en la cuenta de tiempo para inhalar y exhalar.

Este ejercicio es bueno para cada vez que se desee disipar la agitación e infundir la calma. Por ejemplo, es excelente para contrarrestar el nerviosismo antes de los conciertos y audiciones, para centrarse en la preparación para la práctica o de la composición, o incluso para ayudar a conciliar el sueño después de un espectáculo.

Warm Up - Primera parte


(Warm Up: Precalentamiento antes de empezar a tocar un instrumento)

Siempre trato de sentir placer al realizar el warm up diario. Desde el momento en que abro la caja de mi flauta, trato de sentir inspiración y gratitud por el hecho de poder hacer música.

Sin embargo, durante mucho tiempo nunca tuve en claro como hacer un correcto warm up.

Luego de mucho buscar e investigar, elaboré el siguiente diseño de warm up, sobre el cual cada uno puede variar o agregar ejercicios:

- Respirar, moverse y centrarse

Para poder cambiar del estado de la vida cotidiana hacia un estado más elevado que es el de hacer música, comienzo haciendo algunos movimientos corporales antes de abrir el instrumento.
a. Cerrar los ojos, concentrarse en la postura corporal correcta, respirar y espirar tres veces lentamente.
b. Comenzar a mover lentamente los brazos realizando círculos, primero con un brazo y luego con el otro, buscando ablandar el cuerpo y oxigenarlo. Luego hacer círculos con cada una de las rodillas, siempre lentamente.
c. Volver a respirar tres veces por nariz, los ojos cerrados. Buscar ese estado de paz y pérdida del "stress" diario, que bloquea la creatividad a la hora de hacer música.
d. una buena serie de ejercicios son los recomendados por BAPAM (British Association for Performing Arts Medicine), que podés descargarlos haciendo clic acá.


- Especificar objetivos

Antes de comenzar el estudio, debemos fijar los objetivos que queremos realizar con nuestro estudio. Por eso, el warm up que realicemos debe ser acorde a las características del repertorio que vayamos a estudiar.

Por ejemplo, si mi objetivo es dominar un pasaje de mucha velocidad, debería añadir a mi warm up básico un ejercicio de movimiento rápido de dedos para precalentarlos y que luego no surjan lesiones complejas.

Simplemente hay que fijar objetivos concretos que activen la creatividad.


- Armar el instrumento de manera inteligente

Mientras que abrimos la caja y armamos el instrumento, es un momento donde mentalmente no debemos dejar de prepararnos para la práctica, o en otro contexto, para dar un concierto.

¿Cuánto podremos tardar en armar una flauta? ¿Treinta segundos? Un poco más, un poco menos... Ese pequeño instante es absolutamente significativo: es nuestro primer contacto con el instrumento, probablemente nuestra primera acción del día. Tenemos en nuestras manos nuestro medio de expresión más íntimo, el más exterior pero por demás interior. Nos ponemos en contacto con el medio que elegimos para darle forma a nuestra pasión por la música.

Solamente rescatando la importancia de estas pequeñas cosas, conseguimos introducirnos en el delicado y profundo territorio en donde se encuentra la música.



- Comenzar moderadamente

El warm up incrementa el flujo sanguíneo en nuestro cuerpo y estimula la lubricacion de nuestras articulaciones. Por eso es recomendable que cada uno de los ejercicios que realicemos, estén ordenados desde los más lentos y menos exigentes, hasta aquellos que tal vez exijan más movimiento y flexibilidad.

Esto también debemos medirlo a la hora de comenzar a estudiar: comenzar con sonidos largos, escalas y arpegios a velocidad media, que vayan armando nuestro sonido y predisponiendo nuestros músculos al trabajo más complejo.

Y nunca hay que olvidar de inculcarle a cada sonido que ejecutamos en nuestra flauta, un aura de perfección y excelencia. Por más de que una escala no sea la música más bella jamás escrita, tratar de tocarla con plenitud de sonido. Si nos acostumbramos a esto, el mal hábito de tocar música "vacía" y "sin sentido" va a comenzar a desaparecer.


- Siempre cambiar

Nuestro warm up debería darnos un mejor control sobre nuestro instrumento y encender en muchos aspectos nuestra imaginación. Es bueno comenzar siempre de una manera diferente, variar la rutina según las necesidades diarias.


- 15 minutos

El warm up no debería sobrepasar los 15 minutos, porque de lo contrario nos cansaría en lugar de prepararnos para tocar mejor.

Si durara menos de 15 minutos, no lograríamos nuestro objetivo de precalentar los músculos y predisponer nuestra mente para un estudio productivo y exitoso.

Estudio eficiente

"Estudiar bien es un arte en sí mismo: el arte de conseguir economía de tiempo y medios." 
(David Soyer, cellista)

Cuando estudiamos bien nuestro instrumento, no sólo obtenemos buenos resultados; sino que también alcanzamos nuestros objetivos con eficiencia.
Estudiamos con intenciones claras y estrategias inteligentes para obtener rápidamente una obra lista.
 A pesar de que muchos profesionales estudian de una manera "económica", a veces nos encontramos de que muy pocos estudiantes lo consiguen.
Por eso a continuación vamos a hablar de cuatro puntos fundamentales para aprovechar al máximo el tiempo de estudio.

1. Objetivos precisos

Dividir la obra en secciones (cuanto más difícil es la obra, más cortas deben ser las secciones), y luego identificar las dificultades de cada sección.

Luego, antes de comenzar con el estudio, determinar pequeños objetivos para poder superar dichas dificultades.

2. Respetar el programa

El estudio dividido en sesiones cortas asegura resultados más productivos que las grandes maratones. De hecho, si se estudia con un objetivo en mente,  se puede practicar siempre que tengamos algún tiempo libre, aunque sean 15 o 30 minutos.

Pero organizar pequeñas sesiones de estudio que sean cortas, necesita de gran organización, por eso no vendría nada mal (al menos en un comienzo) tomar una agenda e ir organizando las actividades de todo el día, para poder encontrar los momentos de estudio.

Esto también es una buena práctica para incrementar los buenos hábitos a la hora de estudiar, como podrían ser las malas posturas, estudiar desconcentrados, o tocar mucho sin profundizar en nada.

Un buen ejercicio sería comenzar con prácticas de 15 minutos, divididas por 5 minutos de descanso, e ir incrementando la práctica hasta llegar a la media hora o los 45 minutos, sin olvidar siempre de descansar esos 5 minutos.

3. Usar estrategias focalizadas de estudio

Diferentes dificultades exigen diferentes estrategias de estudio. Problemas de afinación, de digitación, de tempo, de ritmos, de fraseo, de articulaciones... todo necesita de una estrategia inteligentemente pensada de acuerdo a la técnica de estudio que estemos acostumbrados a utilizar.

Cuando planeamos nuestro estudio, debemos pensar en las estrategias que vamos a utilizar, y no olvidarlas a ka hora de comenzar el estudio (por eso siempre es bueno anotar todo lo que queremos realizar).

4. Marcar los propios pasos

Con nuestro objetivos en mente, nuestro horario de estudio pautado, y las estrategias que vamos a utilizar ya definidas, fácilmente podemos prever cuánto tiempo de estudio nos va a llevar determinada obra.

Hay que tener confianza en las propias habilidades a la hora de estudiar, y establecer estrategias que nos permitan aprender y superar las dificultades, y también evitar lesiones o fatigas.

Por ejemplo, comenzar con los pasajes difíciles y practicarlos regularmente, con cuidado de no repetir demasiadas veces (no por mucho repetir vamos a superar la dificultad), ponerse límites de tiempo para cada sección a estudiar, e ir variando el orden de las mismas según el grado de dificultad (o cualquier otro parámetro que queramos tomar).

Y lo más importante: disfrutar del proceso de perfeccionamiento de una obra, y tocar cada pasaje difícil con emotividad, sin olvidarse de que, además de ser demasiado difícil, forma parte de un todo musical.


A continuación, les dejo dos tablas muy útiles para empezar a practicar estos cuatro puntos. Un calendario de estudio, para pautar las actividades diarias, y un plan de estudio, para completar con la duración de cada sesión, y cuales son los objetivos y estrategias trabajados.



Plan de estudio - Bajar!

Apagarse.... Apagar.... ENCENDER!!

Imagináte que estás a punto de estudiar, escribir, componer o de audicionar...

Cómo se hace para pasar del ajetreo de la vida cotidiana a un estado artístico y creativo?

Yo propondría una especie de "ritual":

APAGARSE...

Apaciguar la mente, poner en "stand by" los problemas.

APAGAR...

Silenciar el celular, desconectar el teléfono, apagar la computadora, aislarse de las distracciones.

ENCENDER!!

Centrarse con profundas respiraciones, mover los brazos, las piernas, relajar el cuerpo (ya escribiré sobre algún "work out" para músicos, antes de ponerse a tocar). Pensar sobre los objetivos y las metas, proponerse un cierto camino, y comenzar a calentar el instrumento con notas largas, agradeciendo que nosotros, los músicos, tenemos la posibilidad de hacer música y recrearla.

Objetivos específicos...




Son las 10:00 am, y ya he estudiado flauta durante un par de horas. He estudiado ayer, también, y voy a estudiar mañana.
Al igual que cualquier músico, el estudio es fundamental para el ritmo de mi vida.

Qué nos mantiene a nosotros, los músicos, constantemente estudiando? En gran parte, la auto-motivación. Pero por debajo, sosteniendo todo nuestro trabajo diario, está nuestra intención de lograr objetivos específicos.


Y cuanto más precisos son nuestros objetivos, más energía y logros son los que generamos.

A modo de ejemplo, comparemos dos maneras de estudiar diferentes:


Estudiante 1: se dirige a la sala de ensayo, y su objetivo es "mejorar". Arma su flauta, calienta tranquilamente durante 25 minutos y luego reflexiona sobre qué hacer a continuación. Después de tocar a medias una pieza favorita, considera comenzar a estudiar una nueva obra, pero decide que es muy compleja y que va a estudiarla más tarde. A continuación, estudia algunos pasajes de algún estudio sin profundizar demasiado, y guarda su instrumento sin estar del todo seguro de lo que ha logrado. Se da cuenta de que era necesario haber estudiado la nueva obra, y se preocupa porque tal vez no llegue a estudiarla para su próxima clase.


Estudiante 2: entra en la sala de prácticas con sus objetivos y su agenda en mente. De manera eficiente calienta en 10 minutos. Entonces, toma una obra eficazmente estudiada el día anterior, y repasa pasajes que quiere mejorar: nivela la articulación y la dinámica en un pasaje difícil, lo asegura y luego ejecuta un par de secciones; refina el ritmo en varias frases con un metrónomo. Tras una breve pausa, dedica 10 minutos a la intensificación de la velocidad de un estudio. A continuación, practica lectura a primera vista durante cinco minutos y luego estudia dos páginas de una nueva pieza a un ritmo lento. Por último, mentalmente repasa lo que hizo, piensa en sus metas para su próxima clase, y sale de la sala de ensayo con sus objetivos cumplidos.


Evidentemente, el estudiante 2 es un practicante experto y hace que su interpretación progrese. El estudiante 1 tiene hábitos laxos que no lo conducirán a tocar con la perfección que él tanto desea.

A qué estudiante te asemejás en tu estudio diario?

Es lógico que todos quisiéramos ser como el estudiante 2, por lo tanto es necesario establecer metas apropiadas, saber cómo lograrlo, y ser capaces de evaluar nuestro trabajo en todos los niveles.

Es interesante analizar algunos puntos sobre el establecimiento de metas.



Las 5 zonas de la práctica



Para empezar, hay que concebir la práctica diaria comprendiendo cinco zonas:

1. Nuevo material 

2. Desarrollo de materiales 

3. El rendimiento del material 

4. Técnica 

5. Musicalidad

Para hacer crecer nuestras habilidades y repertorio, tenemos que establecer objetivos en cada una de estas zonas.

Por ejemplo, tenemos que determinar cómo vamos a llevar las piezas desconocidas hacia un nivel de concierto, mantener nuestro repertorio básico, perfeccionar nuestras habilidades técnicas, y elevar nuestra lectura y habilidades de improvisación.

Es muy bueno tomar nota de nuestros objetivos básicos en una hoja de registro o de práctica (una agenda con vista semanal podría resultar muy útil en este caso) y detalles sobre nuestros objetivos en un cuaderno.

Por ejemplo, un músico que buscan profundizar en la interpretación de una obra en desarrollo debería escuchar una grabación de él mismo tocando, y luego anotar en un cuaderno lo que le gustaría mejorar.



Los objetivos del proceso y el resultado



Nuestras metas, sin embargo, no debe estar sólo orientadas a los resultados, sino también  al proceso centrado.

Los objetivos del proceso abarcan el "hacer" del aprendizaje. Como el estudiante 2 del ejemplo, tomar decisiones acerca de cómo manejar el tiempo, resolver problemas, controlar el tempo, y refinar las interpretaciones.

Cada zona de la práctica exige un conjunto particular de habilidades de proceso.

Cuando hablamos tanto de los resultados y como de las metas del proceso, y cuando tenemos muchas habilidades que desarrollar en nuestro proceso, nos dirigimos a la sala de la práctica con entusiasmo y salimos con una sensación de logro.

Para lograr la fluidez de estos procesos, sin embargo, tenemos que trabajar con material accesible. Entonces podemos aprender rápidamente las piezas, destilar nuestras capacidades interpretativas, y a la hora de tocar en un concierto, hacerlo con confianza.

Necesito instrumento para poder empezar?

Esta es una duda que siempre surge a la hora de decidirse a estudiar un instrumento. Entonces lo que sucede frecuentemente es que uno sale muy entusiasmado a averiguar precios de instrumentos, resulta que los instrumentos son más caros de lo que nos imaginábamos, y como conclusión, nos desanimamos antes de arrancar, o simplemente pensamos en otras opciones, como aprovechar a estudiar piano o guitarra, total son los instrumentos que seguramente algún familiar tiene arrumbados por ahi.
Sinceramente, es una lástima perder el tiempo dándose por vencido antes de comenzar, o bien estudiando algo que es más fácil de conseguir pero en realidad no nos gusta...
La clave es jugarnos todo por lo que realmente nos gusta. Claro que muchas veces sucede que tener ganas de empezar a estudiar flauta, comprarse el instrumento, llamar a un profe y empezar a estudiar, no siempre es la fórmula del éxito. Por qué? Y bueno, muchas veces las cosas "de afuera" se ven diferentes. Las sensaciones y dificultades que surgen en el camino del aprendizaje no son fáciles de imaginar, y muchas veces resulta que no es lo que nos gustaba... y en seguida viene la culpa de haber gastado la plata en un instrumento que va a quedarse mudo y arrumbado por ahí (como esa guitarra y ese piano que nos planteamos en un comienzo...).
Por eso es bueno probar, experimentar y sacar conclusiones, con la libertad de poder elegir sin perder ni tiempo ni plata en el camino.
Y entonces se convierte en un punto primordial, cuando no estamos decididos todavía a invertir en un instrumento, conseguir un maestro que nos pueda prestar una flauta. Tocar, practicar, dar nuestro primeros pasos, y poder decidir si es ese el camino que queremos seguir.
Como docente, me gusta ofrecerles a mis alumnos esta posibilidad: la de poder comenzar con un instrumento prestado durante las clases, y cuando se deciden, el asesoramiento necesario para realizar una buena inversión adquiriendo un instrumento conveniente.

Conclusión: si eso era lo que te tiraba para atrás... bueno, no necesitás instrumento para comenzar. Una vez más, sobran motivos para comenzar si solamente tenés las ganas y una buena predisposición.



Aprender lenguaje musical.... aburrido? difícil? imposible?

No hay dudas de que todos recordamos de nuestras clases de música en el colegio primario o secundario.
Muchos tenemos excelentes recuerdos (como es el caso de mis clases en el secundario) y otros tenemos esos recuerdos que nos hacen pensar que música es ese momento en donde venían (sin ningún motivo aparente) a enseñarnos a trazar una clave de sol (símbolo que claramente no poseía ningún significado para nosotros) y a dictarnos frases carentes de lógica dentro de nuestra cabeza infantil (o carentes de importancia dentro de nuestra cabeza adolescente), como por ejemplo "la negra vale uno, y la blanca dos". Inmediatamente luego había que copiar una canción (obviamente de algún estilo y significado completamente desconocido para nosotros), luego había que ilustrarla (momento terrible porque claro está: nadie nos dijo de qué habla lo que vamos a cantar!) y luego tratar de entonar la melodía sin desconcentrarse de lo que está tratándonos de decir el compañero de al lado, o buscando alguna broma molesta para hacerle a la compañerita de adelante...
Otros muchos recuerdan las clases de música del secundario como ese momento somnífero en donde el profesor/a nos explicaba por qué Bach es tan importante, por qué Mozart fue un niño prodigio, la importancia de escuchar música clásica, y cómo toda la música occidental proviene de algo llamado "canto gregoriano".
Bueno. Qué lejano está todo esto de una Clase de Música, pero de las de verdad.
Resulta que la mayoría de los profesores de música siempre se olvidan de algo: de la música.
De qué se trata entonces una clase de música de verdad? Es algo así de aburrido e inaccesible, como lo que nosotros nos acordamos?
La respuesta (por suerte) es claramente NO.
Tomar nuestro instrumento, tocar alguna melodía pautada por el profesor, descubrir los elementos que utilizamos, y FINALMENTE descubrir con qué símbolos convencionales podemos transcribir esa música en un papel, sería el orden lógico de una clase de verdad.
Entonces una vez más, si nunca tratamos de realizar esto... cómo somos capaces de descubrir si realmente servimos o no?
Sería bueno poder darnos esa posibilidad.

Decidirse a empezar...

Cuando se habla de aprender música, siempre están esos prejuicios como "yo no sirvo", "no tengo buen oído", "yo no puedo ni tocar el timbre!", "yo no tengo ese talento...". Prejuicios falsos que nos alejan de lo más cercano al hombre: el quehacer musical.
En primer lugar, hay que partir de una realidad: todo ser humano, queriendo o no, hace música. Ya sea tarareando una canción, o golpeteando un ritmo contra la mesa, todos tenemos una musicalidad innata por el solo hecho de conocer y escuchar nuestra música favorita. Al igual que todos sabemos lo que es un cuento porque los venimos escuchando desde pequeños, sabemos distinguir cuándo nos hablan en otro idioma porque vimos infinidad de películas extranjeras, podemos darnos cuenta de la pulsación exacta del segundero de un reloj, la aceleración de nuestro corazón al correr, qué ruido es fuerte y qué ruido es suave, o imitamos el toque de la batería de nuestro tema favorito.
En lo cotidiano manejamos, sin darnos cuenta, montones de elementos musicales, lo cual deshecha por completo los prejuicios de "no servir", o de "no tener oído".
Muchas personas, por otra parte, piensan que hay que nacer con un talento musical evidente. Es cierto, muchos nacen con este talento tan obvio, que no cabe duda de que la música es para ellos. Pero también hay otra realidad: muchas personas, hasta me animaría a decir la mayoría, posee este talento tan escondido, que pasan muchísimos años de su vida sin darse cuenta que lo tienen.
Aprender música no sólo significa ir de la mano de nuestro propio talento porque desde niños supimos que nacimos con ese don. También significa animarse a descubrirlo cuando no es tan evidente, desenterrarlo de nuestra propia alma y hacerlo brillar.
Esto es lo más importante, y el objetivo primordial de las clases de música: descubrir nuestra propia musicalidad.